lunes, 8 de septiembre de 2008

Escrito de Ramón Durón Ruiz "Póntelos en otro lado"

Sigo sorprendido con el apartado de noticias, menudo filón. He encontrado un ensayo de Ramón Durón Ruiz que no hace otra cosa que verificar lo ya expuesto en esta página de los efectos terapéuticos del humor. Me voy a permitir de postear el ensayo completo, ya que lo encuentro genial. Me agrada la idea de este filósofo que coinciden con las mías, de que si nos tomamos la vida con humor, incluso en los malos momentos, el sistema inmunológico será reforzado. Remarco una frase del gran Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, y de numerosas teorías psicológicas de gran importancia del siglo XX: “El humor no resigna, desafía. Implica no solamente el triunfo del Yo, sino el principio del placer, que halla en él, el medio de afirmarse, a pesar de las desfavorables realidades exteriores” mientras más investigo, más evidencias encuentro de que esta vida hay que disfrutarla, incluso en los malos momentos. Gracias Ramón Durón Ruiz.

El ensayo se llama "Póntelos en otro lado". Que menos que darle publicidad de su libro, el cual cuando acabe con los que me estoy leyendo me lo pienso comprar "El Filósofo de Güemes". El libro es una recopilación de dichos, atribuidos a un personaje, quizá mítico, natural de Güemez municipio del estado de Tamaulipas, forma parte del humor del pueblo con su peculiar forma de ironizar la vida diaria.

Póntelos en otro lado

Cierto día, un destacado miembro de la Real Academia Española, aprovechando que su mujer estaba de viaje, lleva a su casa a una amiga. Pero la esposa regresa antes de lo previsto, y al entrar a la habitación lo sorprende en plena concupiscencia carnal:


––Pero, ¿qué haces con esta mujer en la cama?… ¡Estoy sorprendida!


El académico sin inmutarse, y lleno de una paciencia que el mismo San Francisco envidiaría, haciendo gala de sus conocimientos lingüísticos le responde:
––No, querida, el sorprendido soy yo... Tú, estás asombrada.


Este Filósofo está igual que el académico, sorprendido por el poder del humor, recuerdo las palabras de Sigmund Freud: “El humor no resigna, desafía. Implica no solamente el triunfo del Yo, sino el principio del placer, que halla en él, el medio de afirmarse, a pesar de las desfavorables realidades exteriores”


Con el tiempo he descubierto que el humor como poder estimula la risa y, como sabemos, la estimulación fisiológica a través de la risa conlleva una serie de beneficios para la salud: estimula la producción de inmunoglobulina A y tiende a estimular los linfocitos T, –anticuerpos que combaten las infecciones–, reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que puede debilitar la respuesta inmunitaria.


Diversas investigaciones han mostrado cómo las personas que padecen de forma crónica emociones estresantes, como rabia, odio, resentimiento, depresión o ansiedad, sufren un impacto negativo en su salud debido a dichas emociones no metabolizadas.


Los estudios más numerosos se han realizado en enfermedades del corazón y muestran que las personas crónicamente enfadadas y hostiles, tienen un riesgo de 4 a 5 veces mayor de sufrir un ataque cardiaco que el resto de las personas.


Quienes tienen una actitud negativa y pesimista hacia la vida, son más susceptibles a padecer enfermedades habituales como resfriados y problemas digestivos.


La risa produce una estimulación que es a la vez relajante, estimula también las endorfinas, que son los analgésicos naturales de nuestro cuerpo, aumentando la tolerancia al dolor. Pero, no sólo nos proporciona una estimulación fisiológica, sino una experiencia emocional satisfactoria.


Si una persona está deprimida o enfadada y alguien la hace reír con algún comentario gracioso, su estado de ánimo cambia inmediatamente y la ira o depresión se desvanecen, al menos momentáneamente. El sentido del humor es una poderosa arma que debemos aprender a utilizar en los momentos difíciles de nuestra vida.


Cuando reímos –sea cual sea el estado en el que se encuentre nuestra salud– enviamos el mensaje a la mente de que todo marcha en armonía y esta a su vez reenvía el mensaje al cuerpo de que todo esta bien.


Aún siendo “contagiosa”, la risa tiene efectos positivos sobre nuestra vida. Reírse protege la salud. La evidencia científica ha demostrado que la risa –como expresión de alegría– impacta positivamente los sistemas cardiovascular, respiratorio inmunológico, muscular, nervioso central y endocrino.


Lo anterior me recuerda al Sergey de Alejadrew, aquel individuo bien parecido, con un cuerpo envidiablemente atlético, que llega a confesarse con el sacerdote:


––Padre –dice el confesor– soy un hombre extremadamente compasivo. Tengo tanta piedad y amor por las criaturas del Señor, que en las mañanas cuando salgo a caminar, me pongo unos cascabeles en los pies para avisar a las hormiguitas que se aparten y no pisarlas.


––Te felicito por tus buenos sentimientos, hijo –dijo el sacerdote– ahora dime tus pecados.


––No creo tener ninguno, padre –responde el individuo– si acaso tengo embarazadas a tres muchachas de la oficina.


––Creo mijito –responde el sacerdote– que los cascabeles te los debes de poner en otro lado.

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